Wednesday, October 29, 2008

Entre los pequeños problemas de comunicación al desenvolverse en una lengua extranjera está la frustración que produce el no poder traducir bien las cosas que nos hacen reír.

Frases que en mi cabeza suenan superdivertidas al traducirlas al inglés pierden toda su gracia:

"Más aburrido que mico recién cogido" se podría decir como "As bored as a recently captured monkey", desastroso.

Como explicar a un mente inglesa que la sola mención de la esta expresión: "El Hocicón, diario pobre pero honrado" me hace sonreír siempre. En Colombia a falta de un sistema mental/filosófico sólido a la manera del Calvinismo de los anglosajones se nos educó a punta de proverbios intraducibles que en mucha ocasiones nos ofrecen la respuesta evasiva perfecta para situaciones incómodas. Como transcribir a otro idioma la sabiduría milenaria contenida en estos proverbios clásicos:

Perro viejo late echado

El mico aprende a bailar es dándole garrote

Más peligroso que un tiro en ayunas

Noto ahora como estos proverbios tienen frecuentes errores de sintaxis y destilan un racismo innato, con notorias menciones derogatorias a indios y negros y extrañas obsesiones con micos, perros y marranos. No hay nada que hacer, no puedo negar mis raíces chibchas pero no deja de apenarme un poco el ver como casi todo el sentido del humor del latino gira en torno a lo políticamente incorrecto y en burlarse sin misericordia de las miserias de los otros.

Por ejemplo en estas tierras Norteamericanas la existencia de un comediante famoso apodado "el Mocho Sánchez" sería impensable.

Friday, October 24, 2008

Señoras y señores, desde Nashville los inigualables, los increíbles, los únicos, Los Straitjackets:

Monday, October 20, 2008

Un bacán llamado Andrew Lahde es una de las pocas personas que previno la crisis financiera que estamos presenciando. Apostando en contra del mercado (notando la estupidez de las deudas malas en las que los bancos se embarcaron) hizo millones manejando un fondo de inversión que tuvo un retorno de 1000% en 2007. Aburrido de la codicia y de trabajar tanto renunció a todo hace un par de días dejando de despedida esta carta que dada lo excepcional de esta crisis es un documento casi histórico:

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I was in this game for the money. The low hanging fruit, i.e. idiots whose parents paid for prep school, Yale, and then the Harvard MBA, was there for the taking. These people who were (often) truly not worthy of the education they received (or supposedly received) rose to the top of companies such as AIG, Bear Stearns and Lehman Brothers and all levels of our government. All of this behavior supporting the Aristocracy, only ended up making it easier for me to find people stupid enough to take the other side of my trades. God bless America.

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I will no longer manage money for other people or institutions. I have enough of my own wealth to manage. Some people, who think they have arrived at a reasonable estimate of my net worth, might be surprised that I would call it quits with such a small war chest. That is fine; I am content with my rewards. Moreover, I will let others try to amass nine, ten or eleven figure net worths. Meanwhile, their lives suck. Appointments back to back, booked solid for the next three months, they look forward to their two week vacation in January during which they will likely be glued to their Blackberries or other such devices. What is the point? They will all be forgotten in fifty years anyway. Steve Balmer, Steven Cohen, and Larry Ellison will all be forgotten. I do not understand the legacy thing. Nearly everyone will be forgotten. Give up on leaving your mark. Throw the Blackberry away and enjoy life.

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I now have time to repair my health, which was destroyed by the stress I layered onto myself over the past two years, as well as my entire life — where I had to compete for spaces in universities and graduate schools, jobs and assets under management — with those who had all the advantages (rich parents) that I did not. May meritocracy be part of a new form of government, which needs to be established.

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All the best,

Andrew Lahde

Monday, October 13, 2008

El perfecto corredor de un hotel anónimo en cualquier ciudad norteamericana. La banda sonora es el sonido perpetuo de las luces fluorescentes y del sistema de calefacción. Detrás de las puertas de las habitaciones tristes comerciantes con sus maletines de muestras espían los ruidos de las habitaciones de al lado.

Cuando se atreven a bajar al restaurante seleccionan mesas que no estén demasiado lejos de la entrada para no parecer asociales. Con los ojos distraídos buscan alguna referencia en los desastrados afiches de motivos marinos que agobian las paredes del restaurante. Uno por mesa, cada uno haciendo el esfuerzo por no hacerse notar mirando de reojo a los otros.

Solo pueden pensar en las inútiles cuentas, los objetivos y los porcentajes cumplidos. Los límites de crédito y los abonos zumban en todas las mentes de estos infelices. Las siempre humillantes visitas a los clientes, la sonrisa impecable inmune por completo a los malos tratos y a las vejaciones. Pequeña tragedia debida a un traje arrugado que lucirá mal en la visita de mañana y las nimiedades de los insignificantes negocios por liquidarse.

Cada vez que camino por uno de estos corredores pienso en la escena final de Barton Fink, una de las mejores películas de las últimas décadas: